Aprender de tu propia experiencia, de los jefes, compañeros y subordinados en el entorno laboral, vía formaciones externas… son algunas de las vías para adquirir conocimiento. Todas son clave, pero ¿por qué no son suficientes?
¿Qué pensamiento te surge cuando alguien dice: “El conocimiento ha sido siempre un tesoro muy poco valorado; aunque gran parte del mismo lo hemos obtenido con mucho esfuerzo, lo conseguimos a través de la experiencia, del trabajo, las vivencias y ha sido el resultado de aprender de los propios errores, simplemente no lo valoramos en su medida»?
¿El conocimiento no es suficiente en sí mismo? El objetivo no es tenerlo, hay que saberlo aplicar. El valor clave se encuentra en utilizarlo para desarrollar mejor la temática del propio conocimiento.
¿Cuánto pagarías por obtener conocimiento? ¿Cuál es el valor que te aporta la aplicación adecuada del conocimiento? Ahorro de costes, ahorro de tiempo, mejora de productividad, mejora en la satisfacción de tus clientes, mejora en el desarrollo de tus productos, mejora en la comercialización y atención al cliente, mejora en tus operaciones…
Si lo vemos de otra manera, ¿cuánto cuesta a una empresa el trabajar aplicando sólo el conocimiento que han adquirido tanto sus directores, como sus especialistas, sus operarios, sus técnicos, su equipo comercial…?
No importa que seas el Director General, puedes ser excelente en un área clave del producto o servicio que ofrece tu empresa, pero ¿tienes el conocimiento adecuado para desarrollar una estrategia de desarrollo de negocio? ¿Tienes conocimiento de modelos de negocios digitales? ¿Tienes el perfil que se requiere para tener una empresa Lean o productiva?
No nos preocupemos demasiado porque el conocimiento se puede encontrar, si se busca. Se debe buscar DENTRO de la organización o se debe buscar FUERA y, una vez que empecemos a usarlo, siempre debemos conseguir que todo el equipo se impregne del nuevo conocimiento.
Ésta es la razón por la que nació Processing SMART, nuestra experiencia tenía que servir para que la Pequeña y la Mediana Empresa pudiera competir aumentando sus niveles de productividad –Consultoría de Procesos y Desarrollo de Negocios. Pero para que esto fuera escalable en la vida de la empresa, el conocimiento tenía que quedar en la organización, no como una formación más, sino a través del propio desarrollo de sus ejecutivos gracias a la aplicación del Coaching Ejecutivo y Coaching Empresarial.